En los últimos días he tenido la oportunidad de leer, trabajar y participar en diferentes actividades que me han permitido llegar a 4 conclusiones sobre el complejo presente del tercer sector y la innovación social, que aquí comparto.

1. Baja el capital fundacional mínimo: Ley Ómnibus de la Generalitat reduce nuevamente el capital fundacional mínimo a 30.000€: en anterior gobierno llamado “tripartito” aprovechó la enfurecida reacción al caso “Millet y Palau de la Música”, con un aumento del capital mínimo para constituir una fundación hasta los 60.000€.
   La nueva reducción de capital fundacional, reincinde en los errores de los últimos 30 años, en los que crear una fundación sin capital o con un capital mínimo fue la norma: ello permitió a ciertos políticos vanagloriarse de tener una amplia y rica sociedad civil en Catalunya, que como hemos visto estos últimos meses, es claramente una “ilusión” y un espejismo, ya que es totalmente dependiente del sector público y de las subvenciones.
   Con un potencial retorno del capital fundacional del 4%, es decir, 1.200€/año, estas nuevas fundaciones no tendrán ni para pagar la luz, y ya no hay políticas expansivas en el sector público o en las obras sociales que garanticen su futuro y desarrollo. La pregunta es ¿por qué se realiza este cambio?
2. Panorama desalentador en las ONG de Cooperación al desarrollo, un sector en reestructuración: por curiosidad he repasado las memorias de todas las ONGD  del 2008 y 2009.
   Los recursos para acceder a la información, como el portal de la CONGDE, que a veces aparentemente no funciona, ofrece una conclusión es pavorosa. Caída de los ingresos del 25 al 30%, hay pocas organizaciones que no tengan una vecino que hace exactamente lo mismo en los mismas áreas geográficas, y la mayoría de organizaciones con una mínimo de 200 y un máximo de 900 socios, a pesar de que la media de presupuestos ronda los 3 M€.
   ¿Cuál es el futuro de este sector? Las memorias del 2010 aún serán más tremendas.
3. Hacia un mercado social de capitales: la Fundación Compromiso Empresarial junto con el IE y con el apoyo del BBVA, organizó la semana pasada en Segovia una reunión de trabajo sobre el futuro del mercado social de capitales. Calor aparte, hay que destacar varios aspectos de la reunión; la diversidad de participantes, el enquiste y la dificultad de ir más allá del negocio financiero de los microcréditos, el interés mostrado por algunos grupos de inversión y la pregunta clave; ¿dónde están los proyectos rentables y de impacto en los que invertir? La visión que tiene el sector financiero y las grandes consultoras de empresa, es que el tercer sector es totalmente deficitario y mal gestionado, y que hay que ir a la búsqueda de los nuevos emprendedores. ¿Cómo se rompe esta visión sobre el tercer sector que ha sido emprendedor durante los últimos 20 años?
4. ¿Cuál debería ser el margen de beneficios sobre facturación en una fundación? En los últimos meses he tenido la oportunidad de trabajar directamente con 4 fundaciones, todas ellas con beneficios, pero con márgenes muy dispares, del 20%, del 10% y finalmente 2 casos con márgenes alrededor del 1%, todas ellas metidas en inversiones con recursos propios.
   Aquellas fundaciones con clientes del sector privado ofrecían más margen, pero al mismo tiempo parte del margen venía dado por estructuras de gestión muy débiles, casi anoréxicas y con dificultades para adaptarse al cambio, aunque con una notable capacidad de capitalización en inversión.
   Por el contrario, aquellas con márgenes muy estrechos, tenían como clientes el sector público, con unos altos costes financieros, y con nula capacidad de capitalización. En un momento de tal incerteza los márgenes inferiores al 5% deben ser considerados de alto riesgo de entrar en pérdidas.
   ¿Cuál debería ser el margen correcto en el sector fundacional? Se admiten propuestas, pero esta pregunta tiene en parte su respuesta en el apartado 1, el capital fundacional en origen, que por cierto en Francia es de 1M€.