¿Se puede innovar con el modelo actual de ley de mecenazgo?
TweetEste post, es resultado del grupo de discusión en Linkedin del Foro Iberoamericano de Fundaciones IFIFE que os recomiendo: en él Javier Martín Cavanna me apuntaba dos cuestiones importantes en relación a mi último post sobre “Hay miedo a la sociedad civil?”, y que se resumía en 2 aspectos, que cito textualmente:
Estas dos reflexiones, veraces, me han planteado una nueva visión sobre esta cuestión:
- Por el hecho de que las grandes fundaciones patrimoniales y de empresas no sean suficientemente transparentes (100 /150 fundaciones), no le veo el sentido a castigar fiscalmente conjunto de la sociedad. Ya hay mecanismos de cirugía fina en Hacienda, y no se puede recurrir a bombardear al conjunto por la vía legal con una Ley de Mecenazgo restrictiva para todos, ciudadanos y empresas.
- La vinculación de las deducciones del IRPF con las Ley de Mecenazgo es nefasta para el conjunto del sistema, ya que aplica criterios restrictivos al conjunto mayor de los donantes individuales que aportan más al sector no lucrativo. ¿Es necesario que estén vinculadas?
Por tanto, quizá sería más razonable e innovador desvincular las deducciones fiscales del IRPF de las del Impuesto de Sociedades, ya que es diferente a quién van destinadas y quizá permitiría ser más coherentes.
¿Que hace falta para conseguirlo?
Tienes razón en que el lobby de las Fundaciones está muy organizado y tiene capacidad de influencia, mientras que el lobby de las fundaciones receptoras está segmentado y es poco activo en este ámbito: tenemos la Coordinadora de ONGD, la Plataforma de Acción Social y la Asociación Española de Fundraising.
¿Tienen capacidad de consensuar esta propuesta y hacer un lobby político eficiente a corto plazo? Tengo mis dudas.
Para acabar, soy muy pesimista sobre el proyecto de Ley de Mecenazgo del PSOE en cuanto a lo que pueda suponer de aumento de las deducciones fiscales e incluso sobre si se llegará a aprobar en esta legislatura.
En un entorno de caída brutal de subvenciones, un estado “racional” fomentaría otras vías de ingreso para el sector no lucrativo y las actividades de interés general. No parece el caso.
El argumento de la recaudación fiscal es una falacia en términos cuantitativos, si no lo comparamos con el impacto positivo que pueda tener en la financiación de las actividades de interés general.
Quizá sólo se trata de que nadie ha hecho números y vamos improvisando sobre la marcha.
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